La tradición del vestido blanco. ¿De dónde viene?
Son muchas las tradiciones, costumbres y supersticiones las que rodean al mundo de las bodas, y desde De Boda con Ángela queremos contártelas todas, si es que eso fuera posible… Pero no podríamos empezar estos capítulos de curiosidades con otra que no fuera, como no, la tradición del vestido blanco.
La tradición del vestido blanco de novia podemos considerarla como la piedra angular de toda mujer con previsión de casarse que se precie, la base de un castillo de naipes sin el cual, nada sería posible.
Y es que, pocas cosas son comparables para la FUTURA como esa primera impresión de ver su imagen vestida de novia frente al espejo. Hay cosas que no son cuestión de dinero…
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¿Puedes celebrar una boda sin ese vestido blanco que soñaste?
Por supuesto que es posible, literalmente, pero todos sabemos que no habrá ceremonia sin que la novia camine sus últimos pasos como soltera enfundada en su vestido soñado. Para entendernos, podría considerarse como ese factor sentimental que toda boda debe tener a nivel personal, de manera íntima, la segunda piel que vestirás uno de los días más felices de tu vida.
Parece un matiz pequeño, pero preguntadle a cualquier futura novia si prefiere un buffet de quesos en su boda, o el vestido que la hará sentirse especial camino del altar. Amigos y amigas, el queso llegará o no, pero el vestido… ¡que nadie lo toque!
Pero, ¿os habéis parado a pensar de dónde viene esta tradición?
A priori, si dejamos volar la imaginación, posiblemente pienses en tiempos remotos de la Edad Media. Y Nada más lejos de la realidad. Documentos y pinturas medievales nos dejan claro que aquella sociedad estamental disfrutaba de vestidos para la ocasión, pero de cualquier guisa o color.
Aunque parezca mentira, la mayoría de nosotros hemos vivido en el siglo en el que el blanco pasó a ser protagonista de las bodas. Sí, el siglo XX fue la época de la consagración de este color. Aunque la primera vez que vimos a una novia lucir el blanco en una boda, fue en el siglo XIX gracias a la Princesa Carlota, en Inglaterra (cuyo vestido puede verse en el museo Museo Victoria & Albert de Londres).
Pero no fue ese miembro de la realeza la culpable de que hoy día sea el color de “moda”. Los honores son para… (redoble de tambor), la reina Victoria en su enlace con el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, en 1840.
Pero fue, como decimos, el siglo XX el que terminó por decidir que el blanco fuera el color más trending hasta nuestros días. Con estos antecedentes, era cuestión de tiempo que la tradición del vestido blanco se popularizara en la sociedad. Con el “virus” y el germen de la prensa amarilla corriendo como la pólvora, el blanco llegó para quedarse…
Y con la moda, llegó también el significado, la parte más idílica, ya que el blanco representa la inocencia y pureza de la niñez, algo que en una sociedad con marcadas tradiciones y fuertes directrices sociales y familiares, era muy de valorar. A día de hoy, se ha ido perdiendo esta simbología para dejar paso puramente a la moda. Así, encontramos vestidos tradicionales, modernos, espalda descubierta, palabra de Honor, blancos, tonos pastel…
El vestido de novia se ha convertido en un claro factor sentimental y estético, en un elemento que luce sobre ELLAS para hacer bueno aquello de que “todas las novias están guapas vestidas de blanco”. Y en De Boda con Ángela no podíamos estar más de acuerdo con esta afirmación. Porque no hay mayor satisfacción para nosotros que ver vuestra cara ese día y, sobre todo, ser en una minúscula parte culpables de esa felicidad.
Porque es así, este vestido tiene algo de “magia” que en ocasiones hace que nuestros ojos brillen. Y es que ese efecto sólo lo tiene este precioso trozo de tela de múltiples diseños, no el banquete, ni la orquesta o el coche… tan sólo el vestido con el que inmortalizamos esos momentos que van a quedar en el recuerdo, será capaz de sacar la mayor de las sonrisas…
¡Hasta pronto!
Ángela Caparroz
Wedding & Event Planner
De Boda con Ángela